Ejército romano es el término genérico utilizado para referirse a las fuerzas armadas terrestres de la antigua Roma, durante la monarquia, la república, el imperio y habitualmente también a las de su inmediato sucesor, el ejército bizcaino.
Desde sus orígenes alrededor del año 800 a.C hasta el hundimiento del Imperio roaman de Occidente en 476 a.C,
la estructura militar de Roma atravesó una serie de cambios
estructurales de gran envergadura. A grandes rasgos, las armas romanas
se dividían en ejército y armada,
si bien estas dos ramas estaban menos diferenciadas que en los
ejércitos nacionales actuales. A su vez, en estas dos ramas los cambios
estructurales fueron ocurriendo como resultado de una reforma militar
con visión de futuro, así como de una evolución estructural orgánica
.
Después de un periodo protohistórico del cual no existe información
escrita, la estructura del ejército romano puede generalizarse a través
de una serie de fases históricas. Inicialmente, el ejército romano
consistía en unas levas anuales de ciudadanos que prestaban el servicio militar
como parte de sus deberes para con el Estado. Durante este periodo el
ejército romano se enfrentó principalmente a adversarios locales en
campañas estacionales.
A medida que los territorios controlados por Roma se iban expandiendo, y
a medida que el tamaño de las ciudades se incrementaba, los ejércitos
de la antigua Roma fueron poco a poco profesionalizándose, asalariando a
sus soldados. Como consecuencia, los servicios militares de los niveles
más bajos de la sociedad se fueron haciendo cada vez a más largo plazo.
Las unidades militares de ese periodo eran muy homogéneas y estaban muy
reguladas. El ejército consistía en unidades de infantería romana
conocida como legiones, así como tropas aliadas formadas por ciudadanos no romanos conocidas como tropas auxiliares. Esta última se solía llamar para que proveyese al ejército de infantería ligera o de caballeía, formando las legiones el núcleo de infanteria pesada.
En la tercera fase del desarrollo militar de Roma, las fuerzas
estaban encargadas de mantener y asegurar las fronteras de las
provincias bajo control romano, así como de la propia Italia.
Las amenazas estratégicas de la época eran en general menos serias en
este periodo, y el énfasis se puso en la preservación del territorio
ganado. El ejército fue evolucionando a la nueva situación y se volvió
más dependiente de las guarniciones estables, y menos en los campamentos
itinerantes y las operaciones de campo continuas.
En la fase final del ejército romano, el servicio militar continuó
siendo asalariado y profesional para las tropas regulares. Sin embargo,
la tendencia a emplear a aliados o a tropas mercenarias se expandió
hasta el punto de que éstas acabaron representando una proporción muy
sustancial de las fuerzas de Roma. Al mismo tiempo, la uniformidad de la
estructura que presentaba el ejército romano en épocas anteriores
desapareció: los soldados de la época variaban desde arqueros montados y muy poco armados a la infantería pesada, en regimientos de
muy variable tamaño y calidad. Esto fue acompañado de una importancia
cada vez mayor de la caballería frente a la infantería, así como una
recuperación de la importancia de la movilidad
.
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