La calzada romana era el modelo de camino usado por Roma para la vertebración de su Imperio.
La red viaria fue utilizada por el ejército en la conquista de
territorios y gracias a ella se podían movilizar grandes efectivos con
una rapidez nunca vista hasta entonces. En el aspecto económico
desempeñó un papel fundamental, ya que el transporte de mercancías se
agilizó notablemente. Las calzadas también tuvieron gran influencia en
la difusión de la nueva cultura y en extender por todo el Imperio la
romanización. El Itinerario de Antonio, del siglo III, es la fuente escrita que mayor información nos aporta sobre la red viaria romana.
Unían las ciudades de todos los puntos de Italia
y después del Imperio con los centros de decisión políticos o
económicos. Los viajes eran fáciles y rápidos para la época, gracias a
una organización que favorecía una relativa comodidad para sus usuarios.
Pensadas, primero, para uso militar, serán el origen de la expansión
económica del Imperio, y después de su final, facilitando las grandes invasiones de los pueblos bárbaros.
Hasta los años 427 a. C., los romanos utilizaban caminos de paso para
ir desde Roma a las ciudades que la rodeaban. Las incursiones de los Galos
de Brennus, que serán desastrosas para los romanos en el 390 a. C.,
será el primer síntoma revelador de la ineficacia del sistema defensivo
de Roma, debido principalmente a la lentitud de las tropas por los
caminos de la época. La necesidad de una mejor defensa, junto con un
deseo de expansión y hegemonía sobre Italia condujeron a una República Romana
todavía frágil y amenazada desde el exterior para comover una red que
se adaptase a sus necesidades de sólidas vías empedradas y postas. Estos
ejes permitieron una más rápida y fácil circulación de las mercancías y
de los comerciantes, así como la transferencia rápida de tropas.
La primera vía fue creada en el 312 a. C. por Appius Claudius Caecus y unía Roma con Capua: es la Vía Apia. Al final de la República Romana, todo el territorio de la península italiana estaba recorrido por estos grandes ejes, cada vía lleva el nombre del censor
que la había creado. Estas vías estaban pavimentadas sólo
excepcionalmente: dentro de las ciudades y sus alrededores (con
excepción de la Vía Apia, que poco a poco se pavimentó en todo su recorrido). En otros lugares se rellenaban con arena y grava extraídas de canteras abiertas en las proximidades.
A medida que el Imperio se va extendiendo, la administración adoptó el
mismo esquema en las nuevas provincias. En su apogeo, la principal red
de carreteras romanas llegará a tener aproximadamente 100 000 km. Los
comerciantes romanos vieron rápidamente el interés de tales ejes. A
diferencia de otras civilizaciones del Mediterráneo que habían basado su
desarrollo casi exclusivamente en sus puertos,
ellos utilizarán su red de vías en paralelo con su flota comercial.
Esto fomentará los intercambios con el interior del continente y será el
origen de su rápida expansión. Regiones enteras se especializarán y
comerciarán entre ellas (vino y aceite Hispania, cereales Numidia, cerámica y productos cárnicos (ahumados, salados ...) Galia, por ejemplo).
me ha gustado tu blog, muy interesantes tus comentarios, gracias por compartirlos
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